Estimada/o amiga/o:
Reciba un saludo muy cordial de la HOAC de Cádiz y Ceuta, que tiene el gusto de invitarle, al Gesto Comunitario, sobre:
«TRABAJO DIGNO
PARA UNA SOCIEDAD DECENTE»
PARA UNA SOCIEDAD DECENTE»
Que tendrá lugar el próximo:
DÍA: Lunes, 28 de
noviembre de 2016
Hora de comienzo: 18:00 horas.
Hora de finalización: 20:00 horas
LUGAR: En Cádiz. Plaza de “El Palillero”
Hora de comienzo: 18:00 horas.
Hora de finalización: 20:00 horas
LUGAR: En Cádiz. Plaza de “El Palillero”
Con este motivo, aprovechamos la ocasión para saludarle atentamente,
«TRABAJO DIGNO PARA
UNA SOCIEDAD DECENTE»
UNA SOCIEDAD DECENTE»
La HOAC, como movimiento obrero cristiano, queremos manifestar nuestra preocupación por la grave situación que atraviesa el mundo obrero y del trabajo. Pretendemos, por tanto, unas condiciones laborales humanizadas que nos hagan avanzar a los trabajadores y trabajadoras en el camino de una vida digna en una sociedad decente. Por estas razones, llevamos a cabo en el país, durante este curso, una campaña para extender esta inquietud y difundir el objetivo de esa vida de calidad que deseamos.
La primera pregunta que planteamos a la sociedad desde nuestra propia reflexión es qué debe ser el trabajo. Las enseñanzas sociales de la Iglesia nos dicen que “el trabajo es un bien de la persona, que permite su propia realización personal y social. Proporciona los medios materiales, culturales y espirituales para la subsistencia, promoción y formación de los miembros de las familias y de la sociedad. Es además un medio para construir la comunión y socialización entre los que realizan el trabajo y los que se benefician de sus frutos. Finalmente, para los seguidores de Jesucristo, el trabajo es una excelente colaboración a la obra creadora de Dios”. Como dice un teólogo, Dios necesita de nuestras manos para cuidar la naturaleza y transformar la realidad.
Pero estos valores y actitudes que, aquí especificamos como necesidades, no se corresponden con la realidad que vivimos. Se abusa de las personas trabajadoras. La competitividad y el objetivo del mayor rendimiento, que tienden a la manifiesta sobreexplotación de la naturaleza y la producción de grandes cantidades de residuos, colocan a las personas del mundo del trabajo en una situación de semiesclavitud, con horarios prolongados, que perjudican sensiblemente la vida familiar y social. Los sueldos son cada vez más precarios. Por falta de seguridad y vigilancia en el trabajo, se arriesga la vida y salud de quienes lo realizan. La negociación colectiva, el instrumento que tiene el mundo del trabajo para el diálogo y las mejoras socioeconómicas, con las sucesivas reformas laborales, es prácticamente nula. Por si fuera poco, se está reduciendo cada vez más el subsidio de paro, sanidad y jubilación.
Este tipo de relaciones laborales y sociales que describimos está provocando el dominio de los medios de producción sobre la persona, el capital sobre el trabajo y la técnica sobre la ética, inversión de realidades y valores contraria al sentido común. Por otra parte, en la sociedad, se está sustituyendo el contrato de trabajo asalariado por el mercantil, el fijo por el eventual y la flexibilidad. El diseño de esta economía destructora de servicios básicos y privatizadora de los públicos y de su cultura individualista, indiferente, y del descarte de las personas, lleva, pues, a la precariedad; y de ese estado al desempleo sólo hay un paso. Éste último es la causa más eficaz para la generación y oferta de trabajo precario.
Pero nada vale quejarnos, si no nos planteamos lo que podemos hacer. La HOAC considera que hay que exigir a las instituciones -Gobierno central, autonómico y local- propuestas reales de crecimiento de empleo estable, para atender las necesidades de las personas y las familias y animar y renovar el tejido social. También hemos de colaborar a un cambio de mentalidad absorbida por la cultura insolidaria que nos condiciona y envuelve.
Cádiz, 28 de noviembre de 2016
LA COMISIÓN DIOCESANA
DE LA HOAC DE CADIZ Y CEUTA.
La primera pregunta que planteamos a la sociedad desde nuestra propia reflexión es qué debe ser el trabajo. Las enseñanzas sociales de la Iglesia nos dicen que “el trabajo es un bien de la persona, que permite su propia realización personal y social. Proporciona los medios materiales, culturales y espirituales para la subsistencia, promoción y formación de los miembros de las familias y de la sociedad. Es además un medio para construir la comunión y socialización entre los que realizan el trabajo y los que se benefician de sus frutos. Finalmente, para los seguidores de Jesucristo, el trabajo es una excelente colaboración a la obra creadora de Dios”. Como dice un teólogo, Dios necesita de nuestras manos para cuidar la naturaleza y transformar la realidad.
Pero estos valores y actitudes que, aquí especificamos como necesidades, no se corresponden con la realidad que vivimos. Se abusa de las personas trabajadoras. La competitividad y el objetivo del mayor rendimiento, que tienden a la manifiesta sobreexplotación de la naturaleza y la producción de grandes cantidades de residuos, colocan a las personas del mundo del trabajo en una situación de semiesclavitud, con horarios prolongados, que perjudican sensiblemente la vida familiar y social. Los sueldos son cada vez más precarios. Por falta de seguridad y vigilancia en el trabajo, se arriesga la vida y salud de quienes lo realizan. La negociación colectiva, el instrumento que tiene el mundo del trabajo para el diálogo y las mejoras socioeconómicas, con las sucesivas reformas laborales, es prácticamente nula. Por si fuera poco, se está reduciendo cada vez más el subsidio de paro, sanidad y jubilación.
Este tipo de relaciones laborales y sociales que describimos está provocando el dominio de los medios de producción sobre la persona, el capital sobre el trabajo y la técnica sobre la ética, inversión de realidades y valores contraria al sentido común. Por otra parte, en la sociedad, se está sustituyendo el contrato de trabajo asalariado por el mercantil, el fijo por el eventual y la flexibilidad. El diseño de esta economía destructora de servicios básicos y privatizadora de los públicos y de su cultura individualista, indiferente, y del descarte de las personas, lleva, pues, a la precariedad; y de ese estado al desempleo sólo hay un paso. Éste último es la causa más eficaz para la generación y oferta de trabajo precario.
Pero nada vale quejarnos, si no nos planteamos lo que podemos hacer. La HOAC considera que hay que exigir a las instituciones -Gobierno central, autonómico y local- propuestas reales de crecimiento de empleo estable, para atender las necesidades de las personas y las familias y animar y renovar el tejido social. También hemos de colaborar a un cambio de mentalidad absorbida por la cultura insolidaria que nos condiciona y envuelve.
Cádiz, 28 de noviembre de 2016
LA COMISIÓN DIOCESANA
DE LA HOAC DE CADIZ Y CEUTA.
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